Entrevista

Test molecular desarrollado en Uruguay es fundamental en estrategia de identificación, rastreo y aislamiento de casos

Los integrantes del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) conversaron con Comunicación Presidencial sobre los inicios y el proceso de la pandemia en Uruguay y el mundo, la efectividad de los tests moleculares nacionales, el rastreo y la trazabilidad del virus en el día a día. Hablaron de una apertura basada en cuatro pilares: progresividad, regulación, monitoreo y evidencia científica.

Rafael Radi

Al comienzo de la crisis sanitaria, se dio un hito en el proceso recorrido por Uruguay en torno a la pandemia de COVID-19 que llevó a la confluencia de los sistemas sanitario y científico. Eso ocurrió en un momento en que escaseaban en el mundo los tests moleculares, debido a que el virus ya azotaba Asia, Europa y avanzaba hacia Estados Unidos. En esa instancia, disponer de análisis provenientes del exterior con estándares de calidad resultaba difícil.

En ese escenario, el líder del equipo de coordinación del GACH, Rafael Radi, afirmó que la comunidad científica uruguaya, con redes internacionales de cooperación, logró avanzar en las primeras herramientas y protocolos para desarrollar, validar y producir mayor cantidad de tests moleculares con un 100% de sensibilidad en relación con el diagnóstico. Se trata de los PCR en tiempo real, de alta calidad.

Explicó que, en la primera fase de la pandemia, el confinamiento posibilitó que se mantuvieran bajas las cifras de casos, al tiempo que aumentó la posibilidad de disponer de pruebas nacionales. Esto facilitó que, ante el paulatino desconfinamiento por sectores, los primeros grupos que retomaron la actividad, sumados a los primeros y presuntos casos, contaran con un diagnóstico molecular, que se volvió una herramienta indispensable para la estrategia de identificación, rastreo y aislamiento desarrollada por Uruguay.

Radi indicó que, para la comunidad científica uruguaya, representó una oportunidad que la población constatara la importancia de disponer en semanas de los tests para brindar una potente respuesta sanitaria nacional.

En relación a cómo se realiza el seguimiento epidemiológico día a día, Paganini explicó que, ante la aparición de un caso, rastreado por síntoma o testeo, se aísla a la persona y, en simultáneo, se despliega una serie de acciones: se ubica a sus contactos, se los analiza y aísla. Ambas tareas están a cargo del Departamento de Vigilancia en Salud (Devisa) del Ministerio de Salud Pública (MSP), aunque también pueden encargarse los propios prestadores de salud.

El experto indicó que se trata de una intensa labor diaria, que se apoya en sistemas informáticos, pero se basa en la tarea clave de los denominados “rastreadores”, quienes se encargan de identificar a los contactos.

Radi explicó que el grupo planteó una estrategia de apertura paulatina basada en cuatro pilares: progresividad, capacidad de regulación, monitoreo y sustento en evidencia científica nacional e internacional.

Cada reinicio fue definido por el Gobierno a partir de informes que consideraron esas dimensiones cada dos o tres semanas, ya que esos son los tiempos biológicos que permiten medir si realmente una infección se transmitió o no, indicó.

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