Cercanía y firmeza

Lindner destacó actitud de operadores sociales en trabajo con adolescentes y jóvenes vulnerables

“Ocuparse de situaciones de extrema vulnerabilidad es trabajar con el daño y el sufrimiento, lo cual requiere principios de respeto, cercanía y empatía, además de convicción y firmeza para acompañar, cambiar y transformar”, señaló la presidenta del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU), Marisa Lindner, en el foro internacional que analiza el papel de los operadores sociales en la inclusión social juvenil.

Marisa Lindner

Lindner planteó dicha valoración al hablar este miércoles 29 en la apertura del foro Operadores Sociales e Inclusión Social Juvenil: Ecos desde la Base, que por dos días se desarrolla en la Sala Zitarrosa, de Montevideo, organizado por el Instituto Nacional de la Juventud del Ministerio de Desarrollo Social, la Secretaría Nacional de la Juventud de Paraguay y su similar de Brasil, el Banco Interamericano de Desarrollo y Gurises Unidos, junto con el INAU y el Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica.

Esta es una actividad oportuna y relevante, pues aporta conocimientos, orientaciones y herramientas metodológicas para quienes trabajan con jóvenes, señaló. Añadió que es imperioso dar cuenta de las formas de poder vinculadas a las posturas sociales y, en ese sentido, citó la campaña No a la baja (2014), de la inimputabilidad penal de 18 años a 14, hecho que calificó “como un punto de inflexión y un posicionamiento de acumulación de trabajo de muchos actores en esa tensión tan fuerte sobre qué lugar tienen los niños y adolescentes en la sociedad”.

La funcionaria expresó que hay muchos operadores que se cuestionan y sufren por no contar con las mejores respuestas ante las situaciones con las que trabajan todos los días porque las instituciones no tienen todas las soluciones necesarias para acompañar todos los procesos de trabajo.

Este seminario tiene una relevancia ética y política dado que coloca en el centro de análisis a los niños y adolescentes como sujetos de derecho, agregó. “Se debe tener en cuenta la diversidad social, cultural, territorial, que debe incluir la perspectiva de género como tema imprescindible en el análisis y en las intervenciones, porque es un hecho que evidencia realidades diferenciales”, dijo.  

Enfatizó que la generación de conocimientos permite actuar desde las potencialidades que tiene todo niño y adolescente y no desde el problema. “Trabajar sí con el sufrimiento, sí con el hecho de cómo revertir la condena social por ser pobre o por su condición étnico-racial, por su situación en cuanto al lugar en el que le tocó nacer o crecer”, señaló. Ocuparse de situaciones de vulnerabilidad extrema es hacerlo con el daño y el sufrimiento, instancia que requiere principios de respeto, cercanía, empatía, además de convicción y firmeza para acompañar, cambiar y transformar, apuntó.

Afirmó que durante ese trabajo no puede primar la sensación de fracaso, porque en forma permanente hay adolescentes y jóvenes que rebotan porque no tienen lugar en las instituciones ni en la sociedad y al ser clasificados son colocados en los márgenes. “En esos márgenes trabajamos en algunas instituciones, con vocación de generar procesos de autonomía”, afirmó.

Lindner sostuvo que las instituciones, los organismos internacionales, la academia y las organizaciones civiles tienen la responsabilidad de poder contribuir en los procesos de autonomía con libertad y en la imperiosa necesidad de tener un lugar para esos jóvenes. Destacó que hoy el INAU trabaja con una población de unos 7.000 niños y adolescentes y participa en programas de Cercanías, Uruguay Crece Contigo y Jóvenes en Red, centros juveniles y en convenio con organizaciones de la sociedad civil.

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